Una de las condiciones que más preocupan a las empresas financieras es la previsión de la liquidez. Esta consideración es mucho más relevante cuando la entidad depende en una buena proporción de ahorros.
Independientemente de si los ahorros son a plazo fijo, programado, o a la vista, es crucial tener claridad sobre el impacto o efecto que pueda tener una condición de riesgo sistémico, o incluso un evento de riesgo reputacional en la estabilidad de los ahorros, esto un factor clave de éxito en el análisis prospectivo.
La volatilidad es una de las principales herramientas que se utilizan como instrumentos previsorios en los planes de contingencia, principalmente por que al ser un modelo “ARIMA”, y basarse en esquemas estadísticos predictivos, nos asegura que con un nivel de confianza definido por el usuario y una serie de saldos históricos de no menos de 13 datos- podamos inferir posibles retiros de ahorro, que oportunamente identificado, puede generar un mejor manejo de la liquidez, y por ende una mayor capacidad de respuesta a contingentes.
Saber de antemano, cuál puede ser el nivel máximo, moderado y mínimo de retiro, nos permite reducir significativamente la materialización de un riesgo de liquidez que, sin ser el que más afecta financieramente a una entidad, si es -sin duda alguna- el que más impacta la imagen y propende el riesgo reputacional, condición que puede eliminar a una empresa en horas.